Facturar sin ser autónomo es una práctica común en muchos negocios y profesionales que trabajan de forma independiente. Aunque existen normativas fiscales que regulan esta actividad, hay formas legales de hacerlo sin tener que darse de alta como autónomo. En este artículo, exploraremos algunas alternativas para facturar sin ser autónomo y las consideraciones legales que debes tener en cuenta.
Una de las opciones más comunes para facturar sin ser autónomo es a través de la figura del contrato mercantil. En este caso, puedes prestar tus servicios a través de una empresa o persona jurídica que emita facturas por tus servicios. De esta manera, no estarás obligado a darte de alta como autónomo, ya que estarás trabajando como colaborador externo de la empresa que te contrata.
Otra alternativa es la facturación a través de una cooperativa de trabajo asociado. Las cooperativas permiten a los profesionales independientes facturar sus servicios a través de la propia cooperativa, evitando así la necesidad de ser autónomo. Además, las cooperativas ofrecen otros beneficios como la posibilidad de cotizar a la Seguridad Social o acceder a determinadas prestaciones.